Leishmaniosis

14 FEBRERO 2019

La leishmaniosis es una enfermedad muy conocida desde hace años, pero popular no más de veinte. Está transmitida por un mosquito, pero también se puede transmitir de madres a cachorros y entre machos y hembras, afecta mayoritariamente a perros, hay casos en gatos y es zoonosis; eso quiere decir que se puede transmitir a personas. Es importante repetir que la transmisión fundamental se realiza a través del mosquito flebotomo y que por tener perro no quiere decir que se vaya a producir un contagio directo a las personas.

Los síntomas al principio no son específicos , simplemente podríamos encontrar un adelgazamiento que no tiene una explicación muy normal. La aparición de otro síntomas depende del tipo de leishmaniosis, mucocutánea o visceral; mejor dicho  que afecta en un principio a la piel y mucosas o a las vísceras internas. En el primer caso se ven síntomas dermatológicos que hacen sospechar de alguna enfermedad y en la leishmania visceral no suelen encontrarse síntomas hasta que se afectan gravemente. Actualmente se recomienda testar a los animales en caso de duda, si viven en zonas de alto riesgo y de forma periódica en otoño.

El diagnóstico se realiza en la mayoría de los casos por detección de anticuerpos en sangre y casos excepcionales es necesario usar otras pruebas más complejas como la determinación de ADN del parásito en sangre. buscar parásitos en médula ósea, etc.

Hay varios protocolos de tratamiento que dependen del estado físico del paciente, lo avanzado de la enfermedad, complicaciones, presencia de otras enfermedades al mismo tiempo y criterios veterinarios. Tenemos desde leishmanicidas en inyección subcutánea, jarabes, comprimidos. Potenciadores de la inmunidad en jarabe y comprimidos y también se complementan los tratamientos en función de problemas concretos a tratar como dermatitis, uveitis por leishmania, insuficiencia renal, etc.

A pesar  de que existen tratamientos no está garantizada ni mucho menos la curación del perro, es una enfermedad crónica que precisa un seguimiento periódico durante el resto de la vida del perro. En el peor de los casos a pesar del tratamiento, la enfermedad sigue progresando y desgraciadamente el paciente fallece.

Ante todo esto que es lo que podemos hacer como propietarios. Lo primero es evitar el contacto con el mosquito con el uso de repelentes en forma de collar, pipeta, spray; también evitar que el perro esté a la intemperie a las horas en las que el mosquito es más activo como es la tarde y noche de la primavera y verano; usar trampas para insectos voladores, ambientadores repelentes, casi todos a base de citronela. También existe la posibilidad de prevenir con el uso de la vacuna frente a la leishmaniosis: las vacunas que se comercializan en España no permiten ser inyectadas antes de los 6 meses de vida y es preciso testar al perro previamente. En el caso de usar la vacuna yo prefiero hacerlo en otoño e invierno. Como se ha mencionado antes, se recomienda realizar un análisis de sangre después del verano. 

Según los especialistas en leishmaniosis hay distintos grados de recomendación en función de donde vivamos. Si vivimos en zonas de alto riesgo se recomienda hacer todo lo posible, en zonas de riesgo bajo o moderado recomiendan el uso de repelentes o vacunación y el testaje y en zonas sin riesgo pero que se va a viajar zonas de alto riesgo se recomienda establecer un plan para el tiempo que se esté en la zona de alto riesgo.